Fernando de Arango y Queipo (1670-1745), hijo de Don Fernando de Arango Inclán y de Doña Catalina Queipo de Llano oriunda de Tuña (Tineo), hermana del Ilmo. Sr. D. Juan Queipo de Llano, Arzobispo de las Charcas. Fernando de Arango y Queipo nació en la casa principal de Arango, en la calle de la Victoria de la villa de Pravia. Tal como nos señala el magistral González de Posada, como no era mayorazgo, pues tenía un hermano mayor Bartolomé Arango y Queipo, se dedicó a las letras con el fin de acomodarse por ellas. Estudió en la Universidad de Oviedo y no pudiendo alcanzar cierta prebenda o beneficio que deseaba, pasó a las Indias, bajo las esperanzas del favor de su tío Juan Queipo del Llano, Arzobispo de las Charcas, en cuya compañía tuvo un dignísimo empleo de Palacio. Restituido a España, tuvo la fortuna de caer en gracia a la Reina, a quien logró ser presentado en Sevilla cuando su arribada. El rey Don Felipe V, que quiso que el Don Fernando de Arango y Queipo bautizase a uno de sus hijos, le nombró Caballero de Santiago y sucesivamente le concedió la Abadía perpetua de San Isidoro de León, el Priorato del Colegio de Nuestra Señora de la Vega de Salamanca, una plaza en el Consejo Supremo de Indias y el Obispado de Tuy, que gobernó desde 1721 hasta su muerte en 1745. Se mostró siempre caritativo y espléndido con los pravianos pobres y además de la construcción de la Colegiata del Santísimo Sacramento y Natividad de la Virgen en la Casa Nueva, la villa natal le debió otros muchos beneficios como el dorado del altar mayor de la antigua parroquia de San Andrés, hecho a sus expensas, así como un importante donativo a la capilla de San Telmo, una gran campana por él consagrada y una rica cadena de oro para la llave del monumento de Semana Santa.
Casa Nueva de los Arango y Colegiata de Pravia
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