Doroteo Arango Arambula (1878-1923), más conocido como Pancho Villa. Nació en San Juan del Río (Durango) en 1878 y murió en Parral (Chihuahua) en 1923. Hijo de Agustín Arango y Micaela Quiñones. Huérfano desde la adolescencia, no recibió educación alguna; se dedicó al bandolerismo -al parecer después de matar a un funcionario del gobierno, por violar éste a la hermana de Villa- durante veintidós años (atentados; robos y asaltos a trenes; saqueos y distribución del producto entre los pobres), como una especie de Robín Hood mexicano: el "Amigo de los Pobres" según el escritor norteamericano John Reed.
Influido según parece por la rebelión de los peones de su Estado natal -o bien, por el Gobernador de Chihuahua, Abraham González-, se levantó en armas al entrar Madero en campaña (1910) y se le incorporó en El Paso con sus hombres. Convertido en Capitán, fue con Madero a México Distrito Federal, donde fue nombrado General de los nuevos rurales. Agregado a las tropas de Huerta, al combatir éste la rebelión de Orozco -y siendo Villa comandante de la guarnición de Parral-, derrotó en Rellano al general insurgente. Huerta le hizo juzgar por una corte marcial acusándole de insubordinación: fue condenado a muerte, pero finalmente indultado.
Escapó de prisión (1912), seguramente con la aquiescencia del presidente, y pasó a vivir a El Paso, de donde salió (abril de 1913) para la nueva campaña revolucionaria, tras el asesinato de Madero. En las montañas de San Andrés reclutó a unos 3.000 hombres, con los que arrojó del Estado de Chihuahua en dos meses a todas las guarniciones federales, obligándolas a refugiarse en la capital. Con el apoyo de Maytorena, Gobernador de Sonora, formó la División del Norte (septiembre de 1913), antes de tomar sucesivamente Torreón, en dos encarnizadas batallas: 30 de septiembre de 1913; marzo-abril de 1914, y ocupó Ciudad Juárez (noviembre de 1913).
El ejército de Mercado había tenido que abandonar Chihuahua y, en siete meses y medio de campaña, el Norte de México estaba casi liberado. El Centauro del Norte, tras las batallas de Tierra Blanca y Ojinaga, había entrado en Chihuahua, proclamándose gobernador militar del Estado. Allí dedicó a sus soldados a las tareas productivas, trató de restablecer la circulación comercial y monetaria y fundó, sólo en Chihuahua capital, más de 50 escuelas; además y, sobre todo, confiscó vastas propiedades de los ricos (7 millones de hectáreas, empresas comerciales y residencias ciudadanas), que fueron repartidas a razón de 25 hectáreas a cada ciudadano varón del Estado, y declaradas inalienables durante 10 años.
Unido a Carranza, venció en Paredón a las fuerzas federales (campaña de 1914) y les dio el golpe de gracia en San Pedro de las Colonias. A partir de entonces parecen empezar sus diferencias con Carranza: orden de tomar -mal pertrechado- Saltillo. Sin embargo, tomó Zacatecas (junio de 1914) y decidió la suerte del gobierno huertista, herido de muerte. Definitivamente enemistado con Carranza, a pesar de los intentos de Obregón de solucionar el conflicto, Villa se unió a los zapatistas en la convención de Aguascalientes (octubre de 1914). De las tres fracciones constitucionalistas, la suya era la que poseía menos doctrina y menos coherencia con respecto al futuro de México, en tanto que contaba en sus filas con oportunistas: caso de Felipe Ángeles. Nombrado por González -presidente de la Convención- jefe de operaciones, entró con Zapata en la capital (diciembre de 1914), pero no cuajaron los intentos de aproximación y de fusión de las dos corrientes más directamente ligadas al problema de la tierra y a los deseos de los peones mexicanos. La contraofensiva carranzista -dirigida por Obregón- no se hizo esperar; las derrotas del Bajo (Celaya, dos veces; León y Trinidad: abril-junio de 1915) le obligaron a retirarse hacia el Norte. Tras fracasar en Sonora, dio lugar al caso Santa Isabel en octubre de 1915 (fusilamiento de norteamericanos: Villa trataba de crear problemas entre Wilson y Carranza con el apoyo alemán) y al asalto a Columbus (Estados Unidos) en marzo de 1916, causa de la "expedición punitiva" de Pershing (15 de marzo de 1916). Reducido a la condición de guerrillero, y tras fracasar en el intento de entrar en el plan de Agua Prieta, depuso las armas (Convención de Sabinas, junio de 1920) y se retiró a Durango. A la entrada de Parral, cayó víctima de un atentado de Jesús Salas Barraza, en compañía de Miguel Trujillo. Su tumba fue profanada en 1926 y robado su cráneo, que no ha vuelto a aparecer.
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