Alonso Arango y Sierra (1760-1827),
militar y escritor, muy entendido en asuntos agrarios y forestales, cultivador también de la literatura amena, que nació en Cudillero ya mediado el siglo XVIII, hijo de don Bernardino Arango (1730) y doña Teresa Ángela Sierra (1735), de esos respectivos apellidos. Nada sabemos de la infancia y muy poco de la juventud de esta personalidad. Siguió la carrera de armas y tomó parte en algunos sucesos de guerra. Como Capitán de Cazadores del Regimiento Provincial de Oviedo, participó en 1782 en el largo sitio de cerca de cuatro años (1779-1783) puesto por los españoles a la plaza de Gibraltar. Retirado de la Milicia, se avecindó en Avilés, donde estuvo por espacio de algunos años dedicado al estudio de problemas vitales para la prosperidad de la región y también al cultivo de las letras.
Por su autoridad en materias agro-forestales, la Sociedad Económica de Amigos del País de Oviedo, le acogió en su seno y en ella desarrolló inteligentes modernas orientaciones que le dieron celebridad. En la junta general celebrada en noviembre de 1787 leyó una Memoria
acerca del problema forestal en Asturias, sus deficiencias y sus remedios, que movió un año después a esa entidad a recurrir al Rey en demanda de la atención oficial para este asunto. El Gobierno dispuso en octubre de 1790 que la Sociedad Económica fuese en lo sucesivo la asesora en esa materia de los representantes del Estado, facultades que dicha Sociedad delegó en Alonso Arango y Sierra.
Con este motivo, y aprovechando un concurso abierto por la Sociedad Económica de Madrid, escribió la Memoria que figura en el tercer lugar de sus manuscritos, y que mereció el premio entre dieciocho trabajos presentados a él. Consistía el galardón en la entrega de 1.500 reales, a la que él renunció en favor de la misma Sociedad Económica, por lo que ésta le otorgó entonces el titulo de socio de mérito. Redactó sobre estos problemas otros varios trabajos, inéditos casi todos, entre ellos uno muy celebrado acerca del establecimiento en Asturias de molinos de papel.
También desarrolló actividades puramente literarias, de lo que archiva dos muestras el Memorial Literario. Ensayó el drama y la novela. La Academia de la Lengua le premió un Elogio de Felipe V. También hizo algunas traducciones del francés, que han quedado inéditas, como la mayor parte de su propia obra, y figuran entre ellas La ley natural, de Rousseau; Anécdotas sobre la vida de Mauricio, conde de Sajonia y Elogio de Luis, delfín de Francia.
Al estallar la Guerra de la Independencia contra la invasión napoleónica en 1808, Alonso Arango y Sierra volvió a sus abandonadas actividades militares y prestó a la causa brillantes servicios con la espada y la pluma. Él fue el autor, con las iníciales A. A. S., de la encendida Proclama a los habitantes de Asturias, que contribuyó al enardecimiento patriótico de los asturianos. En esas nuevas campañas militares le fue conferido el grado de Brigadier. Concluida esa gesta patriótica, volvió a su residencia de Avilés, que fue la suya habitual, y a sus ocupaciones intelectuales, viendo y soportando de mala gana, por sus opiniones liberales, los abusos y atropellos cometidos por la reacción absolutista de Fernando VII.
Ocupaba en la Sociedad Económica de Oviedo los cargos de Vicedirector y Presidente cuando volvió a instaurarse el régimen constitucional en 1820, a consecuencia del alzamiento de Riego en Las Cabezas de San Juan el 1 de enero, y esto le dio nuevos alientos para la lucha. Con este motivo pronunció en la junta celebrada en esa Sociedad el 1 de abril un discurso sobre la necesidad de jurar la Constitución.
Vuelto nuevamente el absolutismo en 1823 parece que se retira de toda actividad, dolorido y decepcionado, no conservando ni el cargo de Regidor perpetuo del Concejo de Pravia, que tuvo siempre. Falleció en Avilés en 1827 y no en 1859, como asegura Fermín Canella y Secades en Historia de la Universidad.
Sus obras publicadas en volumen son las siguientes: Contestación al interrogatorio que sobre montes dirigió a la Sociedad Económica de Oviedo el Capitán de Navío de la Real Armada e Ingeniero en jefe de Marina don Joaquín Lacroix y Vidal (Oviedo, 1806, opúsculo); Proclama dirigida a los habitantes de Asturias (Oviedo, folio 26 de 1808, firmada con las iníciales A. A. S.); Oración pronunciada el primero de abril de 1820 en la junta celebrada por la Sociedad Constitucional de Amigos del País de este Principado de Asturias con objeto de jurar la Constitución de la monarquía española (Oviedo, 1820, opúsculo de hojas en cuarto).
Los trabajos sin formar volumen son los siguientes: Silva encomiástica que la junta general de la Sociedad Económica de Asturias del día... de noviembre de 1788 dijo el don... (En el Memorial Literario de Madrid); Triunfo del mérito, ídem; drama representado en la Universidad de Oviedo en las fiestas para celebrar la elevación del Conde de Campomanes al Superior del Consejo de Castilla el 1 de febrero de 1790, con música de Luis Blanco). Entre las obras inéditas figuran: Discurso sobre las causas de decadencia y deterioro de los montes y plantíos y el motivo de quedar sin efecto lo dispuesto en varias órdenes acerca del arbolado en Asturias (MS, en la Sociedad Económica de Amigos del País de Oviedo); Memoria sobre los perjuicios que siguen al Estado y al Principado de Asturias en particular, de los plantíos de arboles se ejecuten del modo que se practican (MS, en la Sociedad Económica de Amigos del País de Oviedo); Memoria sobre los obstáculos que se oponen a la propagación de los montes y plantíos y de los remedios para atajar dichos obstáculos (MS, en la Sociedad Económica de Madrid, premiado por esa entidad, según Gaceta de 4 de mayo de 1792); Elogio a Felipe V (MS, en la Academia de la Lengua; trabajo por esa Corporación); La fuerza de la amistad (MS, novela); Discurso que hace un padre a su hija sobre la elección de marido (MS).
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